jueves, 15 de diciembre de 2011

Presentación del Informe sobre las revueltas árabes en La Bóveda

El viernes 16 de diciembre, a las 20:00 horas, nos reuniremos en La Bóveda (C/ San Felipe Neri, 4) para debatir sobre las revueltas que desde hace un año agitan a la mayoría de los países árabes. Contamos con tu asistencia para enriquecer el debate.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Informe sobre las revueltas árabes


Novedad diciembre de 2011

Estimadas amigas, estimados amigos: cuando nos aproximamos al aniversario de la fecha que desencadenó la revuelta social en Túnez y abrió la puerta a la contestación popular que se prolonga hasta nuestros días en buena parte de los países árabes, ve la luz, coordinado por dos estudiosos de las sociedades árabes, Ignacio Gutiérrez de Terán e Ignacio Álvarez Ossorio, nuestro Informe sobre las revueltas Árabes: Túnez, Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria, a cuya lectura os invitamos.


miércoles, 15 de junio de 2011

RACHID NINI EN HUELGA DE HAMBRE

Rachid Nini, director del diario marroquí Al Massae y autor de Diario de un ilegal, publicado por ediciones del oriente y del mediterráneo en 2002, ha sido condenado a un año de cárcel y una multa de 100 por manifestar sus opiniones sobre la política antiterrorista del Estado marroquí, los abusos de poder y la corrupción.
Ayer, día 14 de junio, tomó la decisión de ponerse en huelga de hambre en la cárcel de Casablanca, donde cumple la condena, en protesta por la denegación de sus derechos dentro de la prisión.
Según el diario digital calledeagua.com, periodistas e intelectuales marroquíes protestaron por su detención en manifestaciones organizadas en varias ciudades coincidiendo con el Día Internacional de la Libertad de Prensa, el 3 de mayo. También se ha constituido una plataforma nacional de apoyo a Nini.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP) emitió un comunicado público apoyando la libertad de Rachid Nini. Según el Sindicato Nacional de Prensa Marroquí (SNPM), que cuenta con el apoyo de la FIP, las medidas adoptadas contra el director de Al Massae "no tienen fundamento jurídico, dado que los hechos que se le imputan en relación a la publicación de artículos forman parte del ejercicio de sus derechos de opinión y libertad de prensa".
Tanto Amnistia Internacional como Reporteros Sin Fronteras han pedido también la libertad de Rachid Nini. AI, incluso, valora la posible inclusión de Nini en la lista de presos de conciencia de esta organización: "Es un error detener a un periodista por hacer su trabajo y cuestionar las políticas antiterroristas de Marruecos y exponer los abusos de las fuerzas de seguridad".
Mas información: Público, El Mundo, ABC, periodismohumano

lunes, 6 de junio de 2011

ADONIS: DIEZ TESIS SOBRE LAS REBELIONES ÁRABES ACTUALES.



Primera tesis:

¿Qué perderían los árabes hoy si desaparecieran todos sus regímenes?
La respuesta a esta pregunta define ya el valor y nivel de dichos regímenes. Lo más probable es que la inmensa mayoría de los árabes contesten: no perderíamos nada.
No obstante, esta misma respuesta es la que convierte a la acción por cambiar dichos regímenes en una suprema responsabilidad histórica, tanto cultural como humana. Sobre todo, el cambio no debe reducirse únicamente al aspecto político-de poder, sino que ha ser global y radical, es decir, que transforme la estructura socio-cultural sobre la que se levantan dichos regímenes. El régimen político es parte de un todo, por lo que un mero cambio en cuanto poder, y nada más, no será más que una acción superficial, y nos devolverá, más pronto o más tarde, a los mismos problemas.
La verdad es que la cuestión del poder ha sido, a lo largo de la historia de los árabes, su principal problema. La lucha por el poder fue siempre la causa de sus confrontaciones y guerras intestinas, y hasta de sus múltiples cismas y sectas. En ellos, el poder no emana de la gente como expresión de la voluntad popular, sino que viene de arriba, por lo que la violencia, el odio y la coacción son elementos consustanciales, casi orgánicos, de dicho poder.
Esto no quiere decir que los árabes no hayan conocido califas y gobernantes con realizaciones culturales y civilizadoras importantes. Pero, esto tampoco niega el carácter básico y fundamental que la lucha por el poder tiene en la historia de los árabes.
Existen muchos ejemplos, empezando por las guerras intestinas del islam, ya en la época fundacional, la de los califas ortodoxos [los cuatro primeros], y pasando por las épocas omeya y abasí, sin olvidar el clamoroso ejemplo ofrecido por al-Andalus. Luego, con la caída del califato otomano, el poder árabe recupera el modelo del califato con nombres y formas diferentes: «realeza», «democracia», «república», «liberalismo». Y los ejemplos de alianzas realizadas en el islam para preservar el poder, incluso con los enemigos del islam, son abundandes y bien conocidos por todos los interesados.
Dentro de esta obsesión por el poder, hemos visto, y vemos, especialmente a «grandes» potencias extranjeras, apoyar a este o aquel gobernante árabe para que asegure sus intereses, y a pesar de ser conscientes de la corrupción del gobierno en cuestión. Y cuando ven que la poltrona de ese poder árabe empieza a zozobrar, las mismas potencias se apresuran a desprenderse de él. Y hasta puede que intervengan militarmente para derribarlo. Para ellas, lo importante es participar en el juego del poder árabe con una sola finalidad: garantizarse el dominio sobre tal poder.
Palestina es una trágica muestra de la obsesión de los árabes por el poder. Los partidos palestinos, «revolucionarios» en origen, y coincidentes todos ellos en el principal objetivo de su razón de ser y en que se enfrentan a un mismo y crucial peligro, son dirigidos ante todo, sin embargo, por la idea del poder, por la lucha por el poder. Agreguemos que los problemas derivados de la lucha destructiva por el poder dentro del mismo partido, desde mediados del pasado siglo xx, no han sido, por su significado y consecuencias, menos peligrosos que los problemas generados por la lucha con el exterior colonialista (el Yemen democrático, Irak y Siria, son ejemplos de ello, aunque no los únicos).

Segunda tesis

El régimen existente en cualquier Estado árabe es, en cuanto mecanismo de poder, una variación del régimen del califato, según he indicado. Por tanto, no es un simple sistema de gobierno y hombres que gobiernan, sino, ante todo, una cultura: una cultura en el sentido amplio de contrapuesta a la naturaleza. Es religión, pensamiento, literatura, arte, valores, ética, obras, visiones de las cosas. Reducir la oposición a todo ello exclusivamente a la política, al simple hecho de derribar el sistema en tanto gobierno o poder, no es más que reducir la propia oposición. Se convierte en mero acto político: cambiar un sistema de gobierno tiránico y corrupto por otro, del que se espera que sea menos tiránico y corrupto. Digo «del que se espera», porque es imposible que el sistema de gobierno sea democrático si no se cambia toda la estructura  socio-cultural. Por ello, la oposición ha de ser político-cultural y actuar para cambiar los fundamentos sobre los que se asienta el sistema al que se opone: religiosos, sectarios, tribales, facciosos. De otro modo, la oposición no será más que otra forma del poder al que se opone.

Tercera tesis

Hoy, por efecto de las rebeliones promovidas por las jóvenes y los jóvenes, hoy, más que en cualquier tiempo pasado, es posible poner las bases de ese tipo de cambio. Un cambio que permita, a su vez, ponerse a construir una sociedad árabe nueva, una nueva vida humana árabe plenamente liberada de la cultura del poder del pasado.
El pasado, en todas sus variantes religiosas, políticas y sociales, no es referente. Mirar al pasado como punto de referencia, significa continuar ligados al sectarismo, al tribalismo y a todo lo que nos hace volver atrás. En el pasado, el poder procedía de arriba, como señalé: por herencia, fuese califal o regio, o por el asalto de un grupo sobre otro. El «golpe militar» representa, en la época moderna, la más horrenda, atroz y necia forma de asalto.
Hoy, las rebeliones árabes nos recuerdan que el poder puede construirse desde abajo: desde la calle, la gente y la vida. Y esto es algo completamente nuevo en la vida árabe. Por eso, hay que celebrarlo y preservarlo, apoyarlo, profundizar en sus principios, sumarse a ello. Se trata, eso sí, solo de una «siembra» cuya «cosecha» requiere, para que sea fructífira y creadora, una doble y simultánea lucha contra el ámbito por el que discurre el poder árabe, el de lo medieval-religioso, en sus diversas formas y entrecruzamientos, y contra la cultura que lo instituye e inculca.
Dentro de este marco específico en el que he dicho, y repito, que no acepto ir en una manifestación política que salga de la mezquita con proclamas políticas. La mezquita es un símbolo religioso, y salir de ella en nombre de la política, y con fines políticos, convierte ese símbolo en simple instrumento político. Y estropea, en su esencia, el pensamiento opositor civil, la acción opositora civil, y pone al frente y al mando a la religión y a la religiosidad. No me interesa la oposición si no es civil, si no es ajena a cualquier horizonte religioso.

Cuarta tesis

Con todo esto, no se hace un llamamiento contra la religión en sí, o contra la religiosidad, sino que se apela a rechazar el uso político y social de la religión.
El derecho del individuo a la fe y a la religiosidad es inapelable. Es un derecho que respeto y defiendo. Mas, la sociedad como un todo no se construye sobre la ciudadanía religiosa, sino sobre una ciudadanía civil.
Solo así se garantizan los derechos humanos, es decir, con independencia del credo, de la pertenencia, del sexo y de la raza; solo de este modo se garantiza el edificio social.
Cualquier uso político de la religión es, en sí mismo, una forma de violencia: no solo contra «el cuerpo», sino también contra «el espíritu». Y es, por ello, la más despreciable forma de violencia ejercida contra el ser humano, ya que afecta a lo más profundo de su ser: a su conciencia, su libertad, su pensamiento, incluso su imaginación.

Quinta tesis

Basándonos en lo precedente, la oposición debe practicar un discurso que supere los conceptos de «minoría» y «mayoría», salvo en el sentido político-democrático de unas elecciones legales y libres. Y partiendo de aquí, es evidente que no se puede construir la democracia y respetar los derechos y libertades humanas más que en una sociedad civil. Toda sociedad en la que se mezcle la política con la religión es de todo punto contraria a la democracia.
La religión pertenece exclusivamente al mundo privado del individuo, mientras que los derechos de la sociedad y del ser humano son públicos, civiles y sociales. La ley religiosa es, en sentido estricto, asunto del individuo religioso, no de la sociedad. Por tanto, oponerse a cualquier forma de interrelación entre la religión, de un lado, y el Estado y las instituciones sociales, sus políticas, artes y cultura, de otro, es absolutamente elemental. Carece de sentido cualquier oposición árabe, sobre todo en los países con numerosas religiones, que no adopte este principio como regla principal de su pensamiento y acción. Enjuiciar al ser humano religiosamente, es decir, enjuiciar la fe y la incredulidad, no solo es injusticia u opresión, sino que es antihumano, contrario a la humanidad del ser humano. Y lo es porque se trata de un juicio anulador, que niega los derechos y libertades del otro-diferente.
Una sociedad compuesta por numerosas religiones no es en la realidad civil una sociedad, en el profundo sentido humano, sino un conjunto de bloques humanos, formalmente unos al lado de otros, pero en esencia excluyentes. Por su propia naturaleza, toda norma religiosa estipula la mutua exclusión.

Sexta tesis

En este nivel, y en este contexto, ¿qué sentido o valor tiene el cambio en la sociedad si no va esencialmente unido a la liberación de la mujer de todas las cadenas que se le imponen? ¿Qué sentido tiene la propia sociedad si la mujer no es libre dentro de ella igual que el hombre, y en todos los campos y niveles?
Esto debe ser fundamental en el pensamiento y en la acción de la oposición, es decir, acabar con la parálisis y desigualdad existentes en la sociedad árabe a través de la liberación de la mujer. La oposición debe proclamar dicha liberación en un documento o texto que sea, históricamente, equivalente a la declaración de los derechos humanos.

Séptima tesis

En este marco, es obligado contemplar con honda perspectiva crítica la terminología islámica que se aplica y emplea demasiado a la ligera. Por ejemplo, los conceptos de «islam político» o «islam moderado».
Hay musulmanes políticos y musulmanes moderados. Pero no es correcto definir el islam, en tanto religión, como «político» o «moderado», cuando se habla sobre asuntos políticos, sociales y culturales. Aceptar un concepto así conlleva aceptar otros, como los de «extremismo», «fanatismo», «intolerancia», etc., lo cual introduce lo divino en la «disputa» convirtiéndola en ideología.
Por ejemplo, ¿qué significa «el islam moderado» en lo relativo a la sociedad civil, el arte, el pensamiento, la música, la vida del cuerpo, el sexo y el amor? ¿Quién y cómo decide el grado de esa «moderación»?
¿De dónde viene la «esencia» de la moderación? ¿De una lectura privada, de una comprensión particular? ¿Y cómo? ¿Y cuál es el lugar de la norma religiosa en esa moderación, sobre todo en lo relativo a la mujer, y al otro no musulmán, y a aquel otro que nació musulmán y decidió irse enteramente al mundo civil?
El musulmán es susceptible, u objeto, de definición tanto en positivo como en negativo.

Octava tesis

Pero el islam sólo puede definirse en su nombre y por sí mismo.
Cada vez resulta más evidente, sobre todo a la luz de las rebeliones árabes, que para el Occidente político, americano-eurpopeo, el islam no es más que un instrumento. No le interesa como religión, cultura o civilización. Lo que le importa es cómo utilizar ese inmenso «ejército» llamado islam de acuerdo con sus planes político-estratétigos. Esa es la cuestión.
Las líneas e hilos con los que se teje el islam del Próximo Oriente, que incluyen también al islam asiático a él vinculado, forman ese «ámbito» del islam que protege las fuentes petrolíferas, frena la expansión china y le dice a Rusia que «no».
Resulta sarcástico que este Occidente político pretenda que con todo esto que hace defiende los derechos de los musulmanes. Y lo que resulta más sarcástico aún es que este Occidente continúa, desde el establecimiento del Estado de Israel, despreciando todavía esos derechos y animando a no respetarlos y pisotearlos en Palestina.
La hipocresía practicada por Occidente frente a los árabes y musulmanes es otra forma de colonizarlos culturalmente. Es otra forma de destrucción.

Novena tesis

Cualesquiera que sean las circunstancias y cualesquiera que sean los resultados de las movilizaciones y rebeliones árabes (para mí positivas en todos los casos y en más de un nivel), las fuerzas progresistas democráticas de cada país árabe, especialmente en Siria, las organizaciones civiles, las asociaciones juveniles democráticas, sobre todo las feministas, deben formar una alianza democrática para luchar teórica y prácticamente por el establecimiento de un Estado civil, de instituciones civiles y de una sociedad civil. Y para evitar que los países árabes se deslicen hacia gobiernos religiosos en nombre del «islam moderado» o hacia gobiernos tiránicos y totalitarios.

Décima tesis

Stendhal decía que si una persona quiere ser miembro destacado de una gran sociedad debe aprender el arte de sacrificar concesiones a la voluntad general, aunque ésta se encuentre equivocada. Si no lo hace así, esa persona no será nada, ni logrará nada, y no merecerá más apelativo que el de «hijo extraviado».
Yo, personalmente, prefiero ser un «hijo extraviado» antes que apoyar la voluntad general equivocada.

Adonis


Periódico al-Hayat, Londres, el 26 de mayo de 2011
Madarat / Temas

Traducción del árabe de
José Miguel Puerta Vílchez

jueves, 2 de junio de 2011

Adonis, galardonado con el Premio Goethe

El sirio Adonis, considerado uno de los más grandes poetas árabes vivos, acaba de recibir el Premio Goethe, concedido cada tres años por la ciudad de Francfort del Meno.
Citado con regularidad cuando se acerca la concesión del Premio Nobel de Literatura, el poeta Adonis es el nuevo galardonado con el Premio Goethe, una de las más altas distinciones culturales. «El comité de selección considera a Adonis el poeta árabe más importante de su generación y le ha concedido el premio por su obra cosmopolita y su aporte a la literatura internacional», declaran los organizadores del premio. Adonis, seudónimo de Ali Ahmad Said Esber, nació en Siria en 1930. Forzado a abandonar su país tras haber estado encarcelado por razones políticas, residió en Líbano entre 1956 y 1980. Se instaló en París en 1985, tras huir de la guerra civil libanesa en 1980. El premio Goethe viene a coronar el conjunto de su obra y lo inscribe en el prestigioso linaje de galardonados, entre los que se encuentran Ernst Jünger, Thomas Mann, Herman Hesse... Señalemos que este premio no recompensa solo a escritores: en su calidad de pluridisciplinar, corona a una personalidad cuya obra representa un aporte cultural importante. La bailarina y coreógrafa Pina Bausch y el cineasta Ingmar Bergman recibieron los honores del jurado en 2008 y 1976 respectivamente. La ceremonia de entrega del premio tendrá lugar el 28 de agosto, aniversario del nacimiento de Goethe.
Le Magazine Littéraire, 31/05/2011 | Fil des lettres 

lunes, 16 de mayo de 2011

Presentación de MIL AÑOS, UN DÍA, de EDMOND A. EL MALEH, y homenaje a su autor

El jueves 19 de mayo, a las siete y media de la tarde, podremos disfrutar de la presencia de dos amigos y conocedores de la obra de Edmond Amran El Maleh, Abdellah Baida, profesor de Literatura en la Universidad Mohamed V de Rabat, y Habib Samrakandi, director de la revista Horizons Maghrebins, invitados por Casa Árabe para debatir sobre la vida y la obra del autor recientemente fallecido.





MIL AÑOS, UN DÍA, de EDMOND AMRAN EL MALEH. Novedad mayo 2011


Mil años, un día
refleja el drama de la comunidad judía marroquí, arraigada en Marruecos desde hace más de mil años y que se exilió en un día, tras la creación del Estado de Israel. Drama que el autor asocia al drama del éxodo palestino. El personaje principal, Nesim, alter ego del escritor, toma conciencia del drama cuando ve las imágenes de Sabra y Chatila (1982) y revive la memoria milenaria de los marroquíes judíos. Es un relato en donde judíos y musulmanes comparten el mismo destino.





















«El relato de Nessim, nieto de judíos oriundos de Palestina en la época del Imperio Otomano, oscila entre el remoto pasado familiar en Beirut y el Cairo con las noticias de la matanza perpetrada por las Falanges Libanesas encuadradas por Sharon. La evocación de unos tiempos borrados, de la casa familiar abandonada y vacía, del cementerio marítimo de una comunidad extinta acompaña su recorrido solitario del espacio en el que transcurrió su niñez (...) La visita de Nessim a la tierra de sus ancestros palestinos, en plena guerra de Líbano y tras el horror de Sabra y Chatila, le hará apurar hasta la hez la copa de la amargura: la cruel reiteración de la historia. Los recuerdos se yuxtaponen, los espacios se mezclan, su discurso febril es el de un exiliado por partida doble, de alguien privado de la dimensión milenaria que daba sentido a su vida. De ahí el epígrafe de uno de los capítulos del libro que da su título a la novela: “Si es cierto que mil años pueden transcurrir como un día, nada impide que un día transcurra como mil años”».
 Del «Preliminar» de Juan Goytisolo
Edmond Amran El Maleh (Safi, 1917 – Rabat, 2010) fue profesor de filosofía, novelista, ensayista y crítico de arte. Se afilió al partido comunista marroquí en 1945 y fue dirigente del mismo hasta su dimisión en 1959. A partir de 1965, residió en Francia. Se estableció en Rabat, a finales de los noventa, tras el fallecimiento de su esposa Marie-Cécile Dufour El Maleh, especialista en Walter Benjamin, un autor admirado por ambos. Desde que se inicia tardíamente en la ficción (a los 63 años), dedicará su obra a preservar la memoria milenaria de los marroquíes judíos. Cercano afectivamente a Palestina, colaboró en la Revue d’Études Palestiniennes. Ha sido uno de los autores judíos más críticos del sionismo. Por expreso deseo suyo, sus obras nunca han sido publicadas en Israel. Entre estas, destacan Lettres à moi-même (2010), Le café bleu. Zrirek (1999), Abner, Abnour (1996), Le Retour d’Abou El Haki (1990), Jean Genet, Le Captif amoureux et autres essais (1988), Aïlen ou la nuit du récit (1983)y Parcours immobile (1980, traducido al castellano con el título de Recorrido inmóvil en 1989). En 1996 obtuvo el Gran Premio de Marruecos por el conjunto de su obra, y, en 2004, se creó en Rabat una fundación literaria que lleva su nombre. Coherente con su trayectoria vital y literaria, descansa en el cementerio marino de Esauira, arropado por una inscripción en árabe, bereber, hebreo y francés.

martes, 8 de febrero de 2011

Llamamiento de intelectuales árabes en solidaridad con el pueblo egipcio y el resto de pueblos árabes en su lucha por la libertad

Expresamos, en primer lugar, nuestra inmensa gratitud hacia el pueblo tunecino que ha sido, sin lugar a dudas, el precursor de una nueva era de las luces en nuestros países, la del renacimiento ciudadano. Expresamos también con rotundidad nuestro apoyo al pueblo egipcio en su lucha  decisiva contra la tiranía y por la instauración de la democracia. Nos inclinamos ante aquellas y aquellos que han dado su vida para que se realice el sueño confiscado en nuestros países desde hace decenios, el de unas sociedades más justas y más humanas, regidas por las reglas del Estado de Derecho, universalmente establecidas: soberanía popular en la elección de nuestros representantes y gobernantes, separación de poderes, igualdad ante la ley, redistribución equitativa de las riquezas, erradicación de la corrupción y garantía de las libertades individuales y colectivas, incluidas las libertades de opinión y creencia.
Lo decimos alto y fuerte, ningún país árabe puede ya sustraerse a este movimiento incontenible que se ha adjudicado claramente la tarea de poner fin al reinado de la arbitrariedad. El amanecer que se ha iniciado en el mundo árabe tiene ahora el color de la dignidad recuperada y de la libertad. Por todas partes, los pueblos han tomado nota de ello. Llamamos, pues, a los intelectuales donde quiera que se encuentren a que expresen su solidaridad con las aspiraciones de los pueblos árabes, en particular del pueblo egipcio, en esta fase crítica. Llamamos, finalmente, a todas las instancias de la Comunidad Internacional a que se pongan del lado de los luchadores por la libertad, denunciando la represión salvaje de la que están siendo víctimas y reconociendo sin ambages la legitimidad de las aspiraciones de nuestros pueblos a liberarse del yugo de la opresión y construir la democracia. 

Primeros firmantes:


Adonis, escritor (Líbano)

Abdellatif Laâbi, escritor (Marruecos)


Khalida Saïd, crítica literaria (Líbano)


Issa Makhlouf, escritor (Líbano)


Amin Maalouf, escritor (Líbano)


Kamal Boullata, pintor (Palestina)


Tahar Ben Jelloun, escritor (Marruecos)


Salah Stétié, escritor (Líbano)


Mohammed Berrada, escritor (Marruecos)


Mohammed Bennis, poeta (Marruecos)


Qassim Haddad, escritor (Bahrein)


Abdessalam Cheddadi, historiador (Marruecos)


Jabbar Yassin, escritor (Irak)


Anouar Benmalek, escritor (Argelia)


Aicha Arnaout, poeta (Siria)


Zouleikha Abu Richa, escritora (Jordania)


Joumana Haddad, escritora (Líbano)


Khalid Darwish, escritor (Palestina)


Yassin Adnan, escritor (Marruecos)


Mahi Binebine, pintor (Marruecos)


Amin Salih, escritor (Bahrein)


Fouad Laroui, escritor (Marruecos)


Ahmed El Maanouni, cineasta (Marruecos)


Karim Bennani, pintor (Marruecos)


Najwan Darwish, escritor, periodista (Palestina)


Mohammed Tozy, sociólogo (Marruecos)


Nasser Soumi, pintor (Palestina)


Amina Saïd, poeta (Túnez)


Mohammed Hmoudane, escritor (Marruecos)


Abdelkader Lagtaa, cineasta (Marruecos)


Siham Benchekroun, escritora (Marruecos)


Bouthaïna Azami, escritora (Marruecos)


Driss Allouch, escritor, periodista (Marruecos)


Hicham Fahmi, escritor (Marruecos)


Abdelhadi Saïd, escritor (Marruecos)


Dominique Eddé, periodista (Líbano)


Driss Chouika, cineasta (Marruecos)


Farida Benlyazid, cineasta (Marruecos)


Vénus Khoury-Ghata, escritora (Líbano)


Etel Adnan, escritora (Líbano)


Gérard Khoury, historiador (Líbano)


Nabil Abi Chacra, Forum cultural libanés (Líbano)


Jamal Boudouma, escritor (Marruecos)


Simone Fattal, escultor (Líbano)


Nabil El Azan, director de teatro (Líbano)


Abderrahman Djelfaoui, escritor (Argelia)


Habib Tengour, escritor (Argelia)


Abderrahim Yamou, pintor (Marruecos)


Habib Samrakandi, profesor de Universidad (Marruecos)


Driss Ksikes, escritor (Marruecos)


Mohammed Nedali, escritor (Marruecos)


Abdellatif  Bazi, periodista (Marruecos)


Nadir Boumaza, profesor de Universidad (Argelia)


Salah Boussrif, poeta (Marruecos)


Habib Selmi, escritor, periodista (Túnez)


Saïd Boukrami, escritor (Marruecos)


Faraj Bayrakdar, escritor (Siria)


Salah Guemriche, escritor (Argelia)


Sabah Kharrat Zouein, escritora (Líbano)


Abdallah Saaf, profesor de Universidad (Marruecos)


Ahmed Bouzfour, escritor (Marruecos)


Noureddine Saadi, escritor (Argelia)



Adhesiones:


Luis García Montero, poeta (Madrid, España)

 Clara Janés, poeta (Madrid, España)

 Bernabé López García, profesor de Universidad (Madrid, España)

Inmaculada Jiménez Morell, editora (Madrid, España)

 María Rosa de Madariaga, historiadora (Madrid, España)

Nieves Paradela, profesora de Universidad (Madrid, España)

Santiago Alba Rico, escritor  (Madrid, España)

Salvador Peña, profesor de Universidad (Málaga, España)

Fernando García Burillo, editor  (Madrid, España)

Maria-Àngels Roque, antropóloga (Barcelona, España)

O. Sylvia Oussedik Mas, escritora (Barcelona, España)

Ignacio Gutiérrez de Terán, profesor de Universidad (Madrid, España)


Consuelo Delgado, editora (España)

José Delicado, editor (España)

Waleed Saleh, profesor de Universidad (Madrid, España) 

Alejandro Luque, escritor y periodista (Sevilla, España)

Teresa Agustín, poeta (Madrid, España)

Nicolás Sartorius, abogado y escritor (Madrid, España)

Marian Izaguirre, escritora (Madrid, España) 

Paloma Fernández Avilés, bibliotecaria (Toledo, España) 

jueves, 3 de febrero de 2011

Llamamiento de intelectuales árabes en solidaridad con el pueblo egipcio y el resto de pueblos árabes en su lucha por la libertad

Expresamos, en primer lugar, nuestra inmensa gratitud hacia el pueblo tunecino que ha sido, sin lugar a dudas, el precursor de una nueva era de las luces en nuestros países, la del renacimiento ciudadano. Expresamos también con rotundidad nuestro apoyo al pueblo egipcio en su lucha  decisiva contra la tiranía y por la instauración de la democracia. Nos inclinamos ante aquellas y aquellos que han dado su vida para que se realice el sueño confiscado en nuestros países desde hace decenios, el de unas sociedades más justas y más humanas, regidas por las reglas del Estado de Derecho, universalmente establecidas: soberanía popular en la elección de nuestros representantes y gobernantes, separación de poderes, igualdad ante la ley, redistribución equitativa de las riquezas, erradicación de la corrupción y garantía de las libertades individuales y colectivas, incluidas las libertades de opinión y creencia.
Lo decimos alto y fuerte, ningún país árabe puede ya sustraerse a este movimiento incontenible que se ha adjudicado claramente la tarea de poner fin al reinado de la arbitrariedad. El amanecer que se ha iniciado en el mundo árabe tiene ahora el color de la dignidad recuperada y de la libertad. Por todas partes, los pueblos han tomado nota de ello. Llamamos, pues, a los intelectuales donde quiera que se encuentren a que expresen su solidaridad con las aspiraciones de los pueblos árabes, en particular del pueblo egipcio, en esta fase crítica. Llamamos, finalmente, a todas las instancias de la Comunidad Internacional a que se pongan del lado de los luchadores por la libertad, denunciando la represión salvaje de la que están siendo víctimas y reconociendo sin ambages la legitimidad de las aspiraciones de nuestros pueblos a liberarse del yugo de la opresión y construir la democracia.
Primeros firmantes:


Adonis
Abdellatif Laâbi
Khalida Said
Issa Maklouf